La semana anterior llegó a mi consultorio una pareja de esposos bastante agobiados, la razón del profundo dolor que les aquejaba era la muerte de su única hija.
Ella (su hija), había sido despedida, como consecuencia de la pandemia hacía unos seis meses atrás de su empleo, era madre soltera y la encargada de llevar los gastos de la casa y el cuidado tanto de su hijo como de sus papás. Infortunadamente, con la perdida de su empleo y lo imposible que le resultó conseguir otro, la llevaron a entrar en depresión, lo que concluyó con su suicidio.
Quizás este es uno de los tantos datos estadísticos asociados con el suicidio en nuestro país, sin embargo, los casos de depresión y los eventos de suicidio asociados con esta han ido en aumento de manera exponencial en el último año.
Pero ¿Qué es la depresión?
Trataré de definirla de manera más sencilla posible: la depresión es una condición en la que se evidencia una tristeza recurrente, durante semanas o meses. Se presenta además un sinsentido de vida, no hay deseo ni motivación para realizar tareas o actividades que generalmente resultaban agradables de hacer. Se acompaña además de trastornos del sueño, es decir, se tiende a querer dormir demasiado tiempo o por el contrario a presentarse insomnio. Pueden así mismo, presentarse trastornos alimentarios, un apetito desmesurado o perdida del apetito.
Cuando la depresión se hace más fuerte se puede llegar a un estado de aislamiento por parte de la persona que la padece, permanecer en un cuarto encerrado o encerrada la mayor parte del tiempo, esto acompañado de un comportamiento de sinsentido al respecto del porqué seguir viviendo. Pero como todo lo asociado con esta enfermedad puede resultar contradictorio, podría ocurrir, a demás, que algunas personas al padecer de depresión cuando salen de su encierro, en su círculo social pueden ser joviales, alegres, extrovertidos; pueden llegar, incluso, a ser el alma de la fiesta, padeciendo algo que yo llamo el síndrome del payaso, reír por fuera y llorar por dentro.
Tipos de depresión
La depresión tiene múltiples formas de manifestarse, mostrando rasgos particularmente distintos en cada persona y requiere que se acuda al psicólogo para recibir un tratamiento específico.
Sin ser demasiado técnicos y apelando a un lenguaje que se ajuste a la realidad, al hablar de depresión, debemos de hablar de trastornos afectivos, que constituyen un grupo de enfermedades caracterizadas por una sintomatología común como tristeza, decaimiento, desilusión, incapacidad para el disfrute, entre otros, pero diferenciándose por su duración, gravedad y evolución.
Comúnmente se habla de Depresión en términos generales para designar a cualquiera de estos trastornos, pero desde el punto de vista psicológico, hay que matizar y diferenciar unos de otros.
A continuación hablaremos de algunos tipos de depresión.
Episodio depresivo mayor
En este caso es cuando se experimentan síntomas como tristeza grave, pesimismo, ansiedad, irritabilidad, indiferencia, parálisis emocional, decaimiento en las mañanas, interés por disfrute notablemente disminuidos, sensación de inutilidad y culpa, disminución de la autoestima, pensamientos repetidos de muerte, pérdida del apetito, pérdida de peso, trastornos del sueño, etc. En estas situaciones, es recomendable consultar con un profesional en psicología.
Depresión menor
Presencia no reconocida de estado de ánimo depresivo, incapacidad para disfrutar de las cosas, y otros síntomas descritos como pesimismo, ansiedad, irritabilidad, indiferencia, pesadez, pérdida de apetito, pérdida de peso, insomnio, etc., sin embargo, puede tratarse, como ya lo he señalado, de algo que yo llamo “el síndrome del payaso”, donde por fuera se ríe pero por dentro se llora.
Depresión enmascarada o “somatizada”
En este caso en particular, los síntomas negativos emocionales o afectivos no se expresan de forma espontánea, incluso, cuando se pregunta por ellos se pueden negar. En este caso predominan los síntomas somáticos o físicos: dolor inespecífico, trastornos gastrointestinales (sequedad de boca, estreñimiento, mareos, úlcera péptica, etc.), trastornos respiratorios como sensación de ahogo, dificultad para respirar, neurológicos y sensoriales como mareos, dolor de cabeza, temblores. En el sistema genitourinario se pueden presentar malestar al orinar, amenorrea en la mujeres o impotencia en los hombres.
Depresión con síntomas psicóticos
Junto a los síntomas del episodio depresivo están presentes ideas delirantes o alucinaciones. Las ideas delirantes están en consonancia con el estado de ánimo, e incluyen temas de culpa, ruina o catástrofes inminentes, es decir, lo que conocemos como pensamientos catastróficos. Esta forma de depresión es especialmente complicada por el contenido de las ideas delirantes. Ante su sospecha debe consultar con un psicólogo de forma inmediata.
Trastorno bipolar
Los Trastornos Bipolares son un grupo de trastornos afectivos caracterizados por la presencia de episodios reiterados en los que se alterna el ánimo deprimido con episodios de exaltación (euforia, hiperactividad, etc.)
Trastorno distímico
El Trastorno Distímico o Distimia es un tipo de depresión crónica, en la que los síntomas se manifiestan de forma permanente durante un periodo de tiempo prolongado. A veces puede llegar a sentirse bien durante días, incluso semanas, pero pasado algún tiempo vuelven a aparecer los síntomas, experimentando la mayor parte del tiempo sensación de cansancio y estado de animo de ánimo decaído.
Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo
Es un trastorno bastante frecuente, se caracteriza por la aparición de síntomas emocionales como el estado de ánimo decaído, tristeza, llanto, desesperanza, en respuesta a un acontecimiento estresante ocurrido en los tres meses anteriores al inicio de los síntomas.
Ante la aparición de síntomas sugerentes de un trastorno afectivo, como los mencionados, que exceden por su intensidad o duración a las oscilaciones normales, en las que la tristeza se encuentra incluida, es recomendable consultar con su psicólogo para descartar la presencia o no de un trastorno depresivo y en su caso iniciar el tratamiento oportuno.