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Psicólogo en Medellín | Terapia Individual, de Pareja y Familia para tu Bienestar – Dr. Elimel Luna

¿Te has sentido frustrado al querer encontrar la forma adecuada de educar a tu hijo? Esto me ayudó

Uno de los mayores retos que enfrenté al iniciar mi rol como padre fue encontrar cuál sería la mejor forma de educar a nuestro hijo. Era claro tanto para mí como para mi esposa que el castigo físico o la “vara”, como lo llaman algunos, no era el método al que queríamos acudir para impartirle las habilidades de vida que él necesitaba adquirir.

Como padre no fueron pocos los momentos en que me sentí desorientado, confundido y hasta frustrado al respecto de cuál sería la mejor manera de lograr que mi hijo recibiera la disciplina que le permitiera adquirir las herramientas para lograr enfrentar la vida de una manera adecuada.

Es innegable que aún en nuestra sociedad tanto el maltrato físico como el maltrato emocional, siguen siendo en un alto porcentaje formas de “educar”, usadas en las distintas capas de nuestra sociedad. Por otro lado la permisividad, que es el otro extremo, suele ser el método que otros prefieren en la crianza de los hijos, generando en este caso algo que se conoce como el síndrome del niño emperador.

Y es que, generalmente, cuando se inicia una relación de pareja con fines de construir una familia, quizás en lo que menos se entrenan los padres es en definir cuál será el modelo de crianza que utilizarán; siendo este uno de los mayores generadores de frustración, pues cuando llegan los hijos al ceno del hogar y no hay acuerdos en este sentido, emergen los desencuentros en la pareja, llevándolos en ocaciones a distanciarse.

En nuestro caso como familia teníamos claro que el maltrato físico no era el camino por que queríamos transitar, pero tampoco era nuestra intención acudir a la permisividad; en mi caso como profesional en psicología sabía de la existencia de múltiples modelos para disciplinar a los hijos, pero mi intención era analizarlos todos y acudir al que consideráramos el mejor para nosotros.

Al referirme al termino disciplinar, debo de acudir al origen etimológico de esta palabra el cual se remonta al latín, donde encontramos dos posibles raíces que pueden haber influido en su construcción. Por un lado, tenemos el término “disciplina”, que significa “enseñanza, educación” y que viene del verbo “discere“, que significa “aprender“. De igual manera tenemos la palabra “discipulus“, que significa “discípulo“, es decir, “el que recibe la enseñanza, a través de un referente autoridad”.

Con base en lo anterior, debo de referirme al aprendizaje vicario. Esto es sumamente importante ya que la forma en que se comportan nuestros hijos se inicia fundamentalmente, en la capacidad que ellos tienen de imitar nuestra conducta.

No pretendas corregir en tu hijo comportamientos que ha visto en ti

Tu hijo no entenderá cuando pretendas corregirlo, de la manera que sea, al respecto de una conducta que es un hábito en ti. Esto le generará indiscutiblemente disonancia cognitiva. La primera manera de educar es la forma en que te comportas como el referente de autoridad que eres para él, de tal manera que no pretendas censurar en él actitudes que son recurrentes en ti.

¿Cuál es la forma de vincularte con tu hijo? No solo se trata de comportamientos

En la teoría del vínculo de John Bowlby se explica cómo se forma y se desarrolla el apego entre el niño y su cuidador o cuidadores primarios. Según Bowlby, el apego es una conducta innata que tiene una función adaptativa y de supervivencia que permite al niño mantenerse cerca de la persona que le ofrece protección y seguridad. Si eres un padre o una madre ausente, tu hijo actuará acorde con lo que esto represente para él.

Bowlby estableció cuatro tipos de apegos según la calidad de la interacción entre el niño y el cuidador: el apego seguro, el apego ansioso-ambivalente, el apego ansioso-evitativo y el apego desorganizado. Si el vínculo primario no es seguro, el niño asumirá cierto tipo de comportamientos disfuncionales que indiscutiblemente no se podrán solucionar ni con golpes ni con permisividad o “tolerancia”.

Los comportamientos de nuestros hijos no son producto del azar, es por esto que se requiere evaluar que es lo que los están generando, cuales son la necesidad no suplidas y el tipo de vínculo que existe con los padres… [La próxima semana podrás leer la segunda parte…]

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